Entrevista a Nicole Fabri, creadora del proyecto «Meals for Moms» de Brooklyn, Nueva York.

Entrevista a Nicole Fabri, creadora del proyecto «Meals for Moms» de Brooklyn, Nueva York.

¿Qué ocurre cuando una madre tiene a su bebé y no cuenta con su familia cerca? Esta situación es muy frecuente en familias que no viven en su ciudad natal, o que no cuentan, por el motivo que sea, con familiares que les puedan ayudar. Nueva York es una ciudad con muchísimas familias que pasan unos años de su vida allí, aunque no sean naturales del lugar. Algunos jóvenes hacia los treinta se trasladan a la gran ciudad en busca de oportunidades laborales y experiencias antes de tener hijos y la crianza les sorprende sin ninguna red de apoyo.

Es entonces cuando proyectos como el que descubrí en Brooklyn (Nueva York) cobran un gran sentido y que ahora os presentaré. En el barrio de Prospect Lefferts Gardens pude comprobar cómo las madres encontraron el modo de apoyarse unas a otras de un modo absolutamente práctico. Meals For Moms es una cadena  de ayuda mutua entre madres que se apoyan cocinando durante las primeras semanas después del parto.

Tuve el placer de participar y cocinar para una familia, y comprobar la belleza de este gesto tan sencillo como potente que es cocinar, y que además contribuye de modo sencillísimo a la construcción de comunidad. Os presento a la creadora de este proyecto, Nicole.

¡Hola Nicole! ¿Cómo te gustaría presentarte?

Mi nombre es Nicole. Soy una americana itinerante que ha vivido en muchos lugares del mundo, y aterricé en New York City hace diecinueve años aproximadamente. Estoy casada y tengo dos niños (Lucia, 7 y Marius, 11). Llevo una pequeña compañía que me ha permitido trabajar desde casa desde que los niños nacieron. Ha sido una gran bendición -amo estar cerca de los niños y me permite equilibrar vida personal y familiar en un modo en el que la sociedad americana no suele permitir fácilmente.

¿Qué es Meals for Moms y cómo empezó?

No mucho más tarde de que me casara, mi marido y yo nos trasladamos a Michigan durante unos años debido a su trabajo. Me quedé embarazada allí pero no tenía muchos amigos. Una madre a la que conocía me presentó al grupo Moms and Tots que repartía de manera informal comidas para madres del grupo cuando alguien tenía un bebé. Cuando mi bebé llegó en 2007, estaba muy sorprendida por la experiencia: estaba locamente enamorada de esa personita, y mi mundo giraba alrededor de él, pero estaba muy sola y cansada y no tenía ningún soporte real. El grupo Moms and Tots vino cada pocos días con una comida y una visita, y recuerdo lo que me sorprendió la gran ayuda que significaba el que se me proporcionara una simple comida.

Como muchas nuevas madres pueden corroborar, es muy normal encontrarse en pijama y sin duchar a la tres de la tarde. Mientras el niño ha sido alimentado y cuidado, la madre es un desastre. Dejando que otras mujeres entraran en mi casa, que entendían lo que estaba atravesando, y que simplemente me sonreían mientras yo rompían en lágrimas por nada, fue una salvación.

Un poco más tarde, nos trasladamos a Nueva York y compramos una casa en Brooklyn. Uno de las primeras amigas que hice en el barrio estaba embarazada, y tuve la gran idea de empezar un grupo para cocinar para ella y para cualquier otra mujer como ella que se quedara embarazada. Pregunté a unas cuantas madres que conocía si estarían dispuestas a unirse a mí en la entrega de comidas a mi amiga, y así fue como Meals for Moms comenzó. Cuando aquella madre tuvo el bebé, le llegaron alrededor de 6 comidas en el curso de tres semanas. Era el año 2009, y formábamos parte del grupo seis mujeres, una de ellas embarazada, y el resto cocineras. Muy rápidamente, añadí algunas madres más, algunas embarazadas y otras voluntarias para cocinar, pero en el proceso de búsqueda de embarazo. Al final de aquel primer año, fuimos probablemente unas doce madres y entregamos comidas a unas tres de nosotras.

La regla era esta: somos como un club de cocina. Todo el mundo puede añadirse al grupo siempre que estén dispuestos a cocinar para otros. Y mujeres embarazadas, o buscando embarazo están invitadas a unirse. En dos años, nuestro grupo pasó a tener unas 35 madres de media, algunas mujeres dejaban el grupo y otras se añadían. Entregamos entre 6 y 12 comidas a cada madre, a unas 12 madres por año. En realidad teníamos tantas mujeres embarazadas y tantas cocineras que dividimos el club en dos grupos de cocineras que se podían alternar entre las nuevas madres. De este modo cada grupo de cocineras podían entregar comidas a unas 5 madres al año (los cocineros entregarían una comida más o menos al mes).

Lo que empecé como un regalo para mi vecina, terminó siendo algo realmente con alma: un grupo comunitario que daba la oportunidad de compartir apoyo y amistad entre mujeres durante uno de los momentos más complejos de la vida: los primeros meses de la maternidad.

¿Qué crees que justifica la creación de grupos como éste? ¿Qué crees que pueden conseguir?

Siempre sentí que la vida moderna era muy desequilibrada, especialmente en los Estados Unidos, donde el trabajo se apodera de nuestras vidas. Siento que las madres experimentan este desequilibrio más que nadie, con las exigencias del trabajo y el corazón de los niños tirando de ellas en distintas direcciones. La vida moderna puede ser intensamente aislante, estresante y altamente demandante. Las madres urbanas de bebés y niños pequeños son algunos de los seres más estresados del planeta. Lo experimenté en mí misma; a pesar del hecho de que trabajaba desde casa, el estrés de vivir en una ciudad altamente cargada, agotadora físicamente y con una sobreestimulación total como Brooklyn me dejó muy agotada. Vi nuestro grupo de madres como algo en lo que todas ganábamos: las cocineras tenían que compartir, y confortar y brindar, mientras las nuevas madres formaban parte de una especie de “círculo de cabañas” simulado en el que eran las receptoras de ayuda.

¿Cómo fue evolucionando el proyecto? ¿Cómo se fue definiendo su misión?

A medida que el grupo creció, me encantó las impresiones que recibí (que todos recibimos como miembros del grupo) de las madres receptoras: cuánto el grupo ayudó y consoló, qué maravillosa era la comida, etc. La misión del grupo estaba muy clara para mí: facilitar que las madres ayudaran a otras madres en un modo que construyera comunidad, amistades, disminuyera el estrés e hiciera generalmente a todos felices.

En otro sentido, la misión del grupo tenía mucho sentido para mí porque giraba alrededor de la buena comida. Hice un fuerte énfasis en la comida casera, alimentos completos, llenos de vegetales, carnes sanas y mucho amor. También tuvimos en cuenta enseguida a quien tuviera alergias alimentarias o preferencias (vegana, vegetariana, sin lácteos, etc.).

¿Porqué habéis decidido dar apoyo a las madres a través de la comida?

Personalmente, en mi opinión, la cocina es el centro del hogar y también el centro del alma. Es donde cada persona proporciona nutrición a sí misma a través de una preparación de la comida cuidadosa. Si tu cocina es tu refugio, haces una comida que sabe deliciosa, y hacer la comida es como hacer arte: es creativo, expresivo y agradable. Disfrutas comiéndola, y al ser sensual y amorosa a la vez, y alimentas tu cuerpo a través de esa experiencia, por lo que todo es positivo. Una vez que una mujer tiene una familia, el potencial de amor de la cocina se multiplica y todo el amor, el cuidado, la nutrición y la positividad entran no solo en ti, sino también en sus hijos y esposo. El amor entra en tu comida y es algo con lo que alimentas a las personas de tu familia. Meals for Moms, por lo tanto, tenían ganas de alentar este acto primordial de amor: alimentar a los demás.

¿Qué tipo de familias se han añadido a Meals for Moms?

Nuestro grupo de Brooklyn atrajo a muchos tipos de familias, en su mayoría madres jóvenes urbanas con diferentes perfiles. Algunas eran grandes cocineras y otras no, y sin embargo, todas hacían platos entrañables y deliciosos.

Uno de los beneficios secundarios del grupo es que se alentó a las mujeres a entrar en sus cocinas y abrir un libro de cocina. El único criterio para unirse, en realidad, era que tenías que estar dispuesto a cocinar y que tenías que vivir dentro de un radio de una milla de nuestro vecindario, para que cualquier madre no tuviera que caminar más de una milla para entregar una comida (caminar una milla en Brooklyn no es un gran problema, pero puede tomar 20 minutos y ninguno de nosotros tenía coches.

¿Cuál es tu receta favorita, la que disfrutas más cocinando para las madres?

Mi comida preferida era un pollo entero asado en una olla grande de vegetales de raíz (remolacha, zanahorias, chirivías, colinabo, etc.) con un acompañamiento abundante de quinoa, que se cocina en una salsa espesa de vino tinto, con ajo y cebolla. Se requería aproximadamente 15 minutos para preparar y luego aproximadamente 2 horas para cocinar a fuego lento. Luego, colocaba una ensalada grande y vertía aceite de oliva y vinagre balsámico en un frasco de vidrio pequeño. Empaquetaba el pollo entero en un recipiente grande de vidrio, incluía la ensalada y cualquier otra cosa que pudiera tener preparada, la ponía en mi cochecito y me llevaba a uno de mis hijos, o los dos, después de que naciera Lucía.

¿Podrías describirnos cómo es el proceso de visitar a una familia?

Organizaría de antemano con la madre cuándo llegaría y me presentaría (casi siempre con 15 minutos de retraso, porque Dios mío, ¿quién puede organizar todo a tiempo? Yo no!) con una comida caliente casi recién salida del horno. ¿Te imaginas empujar un carro por la calle lleno de comida, con un niño en el portabebés y un niño pequeño colgando de tu mano, con los coches pasando en la oscuridad y el frío de una noche de invierno en Brooklyn? Una vez, el carro se volcó en la nieve y el pollo estuvo a punto de caerse, pero pude rescatarlo a tiempo.

¿Hay algunas normas a tener en cuenta?

Las visitas con la madre suelen ser cortas. Las madres suelen ser un poco tímidas cuando alguien llega con comida, y con frecuencia la cocinera y la nueva madre aún no se conocen. Yo venía con mi comida y me presentaba. Mis hijos usualmente se sentían muy cómodos enseguida jugando con los juguetes de otras personas. Luego ponía la cena en la mesa, en platos y cuencos, para poder llevar mis platos a casa conmigo. Lo último que necesita una nueva madre es un montón de Tupperwares de los que tiene que preocuparse y devolver a alguien. ¡Nunca recordaría qué recipiente va con cada mujer!

A todo el mundo le encanta arrullar al bebé, esa es la mejor parte de la visita para ver a un recién nacido. Intentaba limitar el tiempo de la visita a unos 30 minutos, y sólo dedicaba más tiempo si la madre lo disfrutaba y necesitaba hablar.

¿Cómo es la comunicación entre las personas que forman el grupo?

Animo a nuestras cocineras a que escriban un correo electrónico al grupo una vez que llegan a casa describiendo lo que hicieron. Esto tiene varios propósitos. Expresa el propósito común del grupo (entregar alimentos) de una manera que une, alienta y deleita a nuestros miembros. El grupo también obtiene una sensación de logro de todos los correos electrónicos que describen las comidas: «¡Realmente nos estamos cuidando unos a otros!», es el mensaje. Una cosa que aprecio del grupo es la siguiente: la mayoría de nuestras nuevas afiliadas estaban embarazadas, por lo que recibirán las comidas antes de cocinar para otra persona. Esa noción de recibir primero está muy centrada en la mujer. Sin embargo, una vez que una mujer recibe comidas, generalmente está tan agradecida y encantada que se convierte en una cocinera muy devota para otras madres. Nuestra regla general es que tienes al menos 3 meses después de que nazca tu bebé antes de que tengas que considerar cocinar para otros, y realmente deberías tomar todo el tiempo que necesites.

Un principio central del grupo es: no te estreses. Si es demasiado estresante para tí cocinar durante esta ronda, entonces sáltala y cocina a la próxima. ¡Todo el mundo lo entenderá!

¿Tienes algún plan futuro para el proyecto? ¿Algún sueño por cumplir?

Meals for Moms es un grupo tan positivo que estoy explorando la creación de un sitio web que facilite todo el proceso: reclutamiento, programación, correos electrónicos de recordatorio, publicación de direcciones / alergias / información de contacto y publicación de recetas y fotos de bebés. Ese es mi próximo paso, y ya he estado en conversaciones con creadores de sitios web y profesionales de marketing para ponerlo en marcha. ¡Realmente me encantaría convertirlo en realidad!

¡Muchas gracias Nicole por tu generosidad! Nos has demostrado que creatividad y familia pueden ir de la mano y que vivir en una gran ciudad no es un impedimento para crear una comunidad más humana.



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