27 May ¿Podemos cambiar nuestro modo de ver la necesidad de envolver los alimentos?
Son muchísimas las voces que nos están alertando de que es necesario inminente para evitar entrar en un proceso de degradación del medio natural irreversible. El tiempo que nos queda para reaccionar es muy poco. Se está hablando del 2030 como fecha máxima para frenar un calentamiento progresivo de la Tierra que, de continuar con la tendencia actual, nos llevaría a una situación sin retorno.
Los informes sobre el estado de los océanos y la fauna marina son sobrecogedores. En un cierto sentido parece como si nos hubiéramos desensibilizado ante la gran cantidad de imágenes que nos llegan de islas de plástico o de animales que ahogados por estos productos.
¿Qué podemos hacer? Estamos viendo que compartir imágenes puede ser importante para sensibilizar a algunas personas, pero para despertar la voluntad y la acción, hacen falta otras medidas que ayuden a un cambio más efectivo.
Algunos grupos organizados de ciudadanos o asociaciones ecologistas intentan enviar el mensaje de la emergencia climática de forma más contundente para hacer oir la voz de su mensaje de modo más claro. Hace un tiempo se decía que una imagen vale más que mil palabras, pero en la era de la imagen y de la hiperinformación, una acción vale más que mil imágenes.
En esta línea os cuento cuál es la iniciativa que parte del grupo Zero Waste España para inicio de este mes de junio. La propuesta que nos hacen es eliminar de nuestras compras absolutamente cualquier alimento con un embalaje innecesario y no reutilizable. El objetivo es mandar un mensaje claro a los establecimientos que continúan usando estos plásticos sobretodo en el caso de productos en los que no serían imprescindibles.
En muchas ocasiones el pretexto para envolver estos alimentos es que el cliente «lo demanda». ¿Pero qué ocurriría si fuera al revés, y los supermercados no ofrecieran los alimentos frescos empaquetados? Bajo mi punto de vista lo más probable es que el consumidor comenzaría a cambiar sus hábitos de compra, y en un tiempo la necesidad desaparecería, porque se trata más de un hábito de compra adquirido que de una necesidad real y objetiva.
El objetivo de esta protesta intenta transmitir de modo claro el mensaje de que hay que volver a un uso racional del packaging. Porque por ejemplo en el caso de los alimentos frescos, no es necesario empaquetar las frutas y verduras.
Creo que lo interesante de esta acción sería que fuera acompañada de un diálogo sano con los establecimientos. Si de un modo tranquilo y sereno comunicamos que ese modo de presentar los alimentos ya no corresponde a las necesidades de los clientes, el proceso de cambio se daría de un modo casi natural en muchos de los casos.
De hecho hay muchos consumidores que han comenzado a reducir sus envases desde hace tiempo y están realizando una gran labor de activismo ambiental silenciosa, pidiendo permiso a las pequeñas tiendas para comprar sin envases muchos alimentos. El diálogo es uno de los pilares para el cambio que necesitamos en este momento.
Necesitamos también reflexiones que nos ayuden a ver nuestros hábitos de compra desde otra perspectiva. La del tiempo nos puede ayudar, pues desde tiempos inmemoriales hemos comprado al granel. Es suficiente volver la vista atrás y recordar cómo hacían la compra nuestros padres y abuelos. ¿Os acordáis de la bolsa de tela de comprar el pan? ¿Y de los cestos de mimbre o carros de la compra?
Por mi parte, como siempre, os propongo también pasar a la acción. No sólo durante la primera semana de junio, sino a vuestro ritmo, os propongo experimentar con la compra al granel. Investigad en vuestra ciudad qué posibilidades de obtener la comida que normalmente consumís sin plástico. Podéis aprovechar para dar los primeros pasos. En el blog tenéis algunas ideas para comenzar a comprar al granel.
También os propongo explorar nuevas ideas para preparar comidas rápidas y saludables sin tener que recurrir a la comida procesada.
Nos encontramos en un momento histórico importantísimo. No todo está en nuestras manos, pero tenemos la responsabilidad moral de hacer todo lo que esté a nuestro alcance. No podemos caer en el pesimismo y en el «total no servirá para nada». Es importante no subestimar la fuerza que tiene el ejemplo. Cuando una masa grande de personas comienza a movilizarse, la energía que se genera puede llegar hasta los lugares más inverosímiles. Y pueden suceder cosas maravillosas.
¿Quieres formar parte de esta energía transformadora? Necesitamos ser muchos para que la acción sea visible. ¡Te esperamos!
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Cómo empezar a comprar a granel