Entrevista a Tom Boothe, director del documental «Food Coop»

Entrevista a Tom Boothe, director del documental «Food Coop»

Entrevistamos a Tom Boothe, director del documental Food Coop, que relata la vida y organización del famoso proyecto cooperativo Park Slope Food Coop nacido en 1973 en el corazón de Brooklyn del que ya nos hemos hablado en varias ocasiones. Tom visitará Barcelona con motivo de la proyección del documental, en un momento en el que se están celebrando reuniones para iniciar un supermercado cooperativo en la ciudad.

¿Cuándo conociste el proyecto Park Slope Food Coop de Brooklyn? ¿La idea de filmar el documental se te ocurrió antes o después de la creación de La Cooperativa La Louve de Paris?

En los años 90 había vivido en Nueva York pero no había conocido la Food Coop. Cuando en el año 2009 volví a NY la descubrí a través de unos amigos que eran socios y me encantó. El supermercado tenía buena comida, precios bajos, y un ambiente en el que había mucha actividad, pero no se respiraba una presión porque compraras ningún producto. Me pareció un lugar realmente insólito. En aquel momento yo ya estaba viviendo en París, y me dije a mi mismo: me encantaría poder hacer la compra en un lugar así. Al mismo tiempo, como cineasta, me sentí seducido por el «caos» positivo del proyecto, por lo que también pensé que sería un excelente lugar para filmar un documental. Así que de esa experiencia nacieron dos proyectos a la vez, el del supermercado en Paris y el del documental. En realidad, para mi han sido sólo uno. Cuando volví a Paris comencé a trabajar en ello. En 2017 las dos ideas han podido ver la luz, el documental y el supermercado, lo cual ha supuesto para nosotros una gran satisfacción.

¿Fue fácil conseguir el permiso para filmar el proyecto de Food Coop?

En realidad era muy difícil filmar allí. Tuvimos la suerte de que nos dejaran hacerlo porque sabían que íbamos a crear una cooperativa en Paris que tenía la intención de difundir el modelo de la Food Coop.

El resultado del documental es muy dinámico y transmite una energía muy positiva. ¿Es ciencia ficción o realmente el ambiente que uno encuentra en este proyecto cooperativo es así?

El ambiente es realmente así, las relaciones entre las personas se establecen de modo muy horizontal. La modalidad que hemos elegido para filmar el documental ha querido reflejar ese modo de relacionarse, de colaboración constante. Por ello no hay un narrador, el documental está contado por sus propios miembros, en una especie de paseo por el proyecto a través del cual el espectador va descubriendo sus secretos.

¿Es cierto que la Food Coop dispone de un fondo para ayudar a iniciar otras cooperativas basadas en el mismo modelo dentro de los Estados Unidos?

Sí, es cierto. La Food Coop proporciona ayuda de diversa índole a los proyectos que quieran abrir una cooperativa. Ofrece asesoramiento e incluso la posibilidad de recibir un préstamo; sin embargo los requisitos para poder acceder a ellos son muy exigentes. Todo el proceso es seguido por un comité que estudia desde el inicio la viabilidad del proyecto. Los proyectos que puedan nacer de esas relaciones no son, sin embargo, filiales, no tienen porqué ser idénticos, pero sí mantener algunos aspectos que desde la Food Coop se consideran claves para que el proyecto funcione. El mes que viene (abril 2018) se creará un página web gestionada entre la Park Slope Food Coop y la Louve de Paris, para ayudar a la apertura de otras cooperativas, que será pública. Los idiomas en los que se hará la web serán inicialmente francés e inglés, pero no se excluye la posibilidad de traducir los contenidos a otros idiomas.

¿En qué fecha abrió La Cooperativa La Louve y con cuántos socios cuenta actualmente?

La Louve abrió sus puertas en noviembre de 2016. Hoy cuenta con 6.000 socios , de los cuales 4.000 son socios activos, realizando sus turnos, y 2.000 son socios no activos, personas que hicieron la inversión inicial sólo para apoyar al proyecto y han renunciado a recuperar la inversión. En la Louve, como en Food Coop, hay un sólo tipo de membresía: todos los socios tienen que trabajar para poder hacer la compra allí, y todos se mueven con un mismo estatuto. En Estados Unidos existen otros tipos de cooperativas en los que hay socios compradores y socios trabajadores, pero en el modelo Food Coop no se piensa que esa fórmula cree el mismo ambiente de colaboración que con el modelo totalmente horizontal.

¿Fueron complicados los inicios de la cooperativa La Louve de París? ¿Qué dificultades tuvisteis que atravesar?

Los inicios de La Louve fueron protagonizados por un grupo promotor muy motivado, que tuvo la gran suerte de encontrar numerosas personas que dieron apoyo al proyecto. La cantidad de trabajo inicial que hubo que afrontar fue mucha, y aún lo sigue siendo. Pero si comparamos nuestro proceso con el de Food Coop tenemos que admitir que ha sido infinitamente más fácil. Nosotros disponemos de un precioso local nuevo, mientras que a la Food Coop le llevó 30 años llegar a ese punto. Mucha gente tenía un poco de miedo antes de iniciar la cooperativa. Decían que en América había mucha cultura de «hacer cosas juntos», y no así en París. Sin embargo, nuestra experiencia fue distinta. Los socios, enseguida trajeron otros socios. Incluso ahora hemos tenido que evitar salir en prensa para no tener demasiados socios y crecer demasiado deprisa. En Bélgica la experiencia ha sido parecida. En cuanto la gente oye hablar de este modelo, se entusiasman. También es cierto que mantener un proyecto de estas características abierto a lo largo del tiempo es muy difícil, pues hay ciertas cosas que hay que hacer y otras que hay que evitar. Si el proyecto funciona, es increíble. Nosotros aún no sabemos si la Louve podrá sobrevivir, pero de momento somos optimistas.

¿Qué tanto por ciento de su compra pueden realizar los socios con la actual oferta de productos que se vende?

Intentamos que los socios puedan cubrir el 100% de sus compras. Esta condición es indispensable porque si el % de productos de la cesta de la compra no se acerca a la totalidad, el proyecto no funcionaría. Sería difícil para un socio encontrar la voluntad de trabajar tres horas al mes sólo para poder hacer un 20% de la compra. Para que todos los socios, incluidos los de menor poder adquisitivo, puedan cubrir el 100% de la cesta de la compra, no todos los productos que se ofrecen son biológicos. Del mismo modo, cuando hay que decidir la selección de productos en la cooperativa, se tienen en cuenta las costumbres gastronómicas del barrio en el que está ubicada, para no excluir los productos que en ése se consumen prioritariamente. Si alguna cosa no se vende en absoluto, se elimina de las estanterías. En la selección de producto es tan importante pues, el criterio medioambiental como el social.

Paris y Nueva York, a pesar de ser dos grandes ciudades, son muy distintas entre sí ¿Qué tipo de personas atrae la Cooperativa Louve en Paris y cuál es su motivación para formar parte de ella?

El tipo de personas que se acercan a la cooperativa La Louve es muy heterogénea, por fortuna. Lo que les une es conseguir buena comida a buen precio. Paris es muy distinta culturalmente a Nueva York. En Paris es mucho más difícil que las personas hablen con un desconocido. En la Louve la gente lo hace porque las personas tienen algo en común que las une. Incluso tenemos personas que no tenían trabajo y estaban aburridos o deprimidos y se han unido a la cooperativa, y también ancianos. Así que en este sentido podemos decir que hemos creado una institución que a nivel social era necesaria, y sólo por ello podemos considerarla una gran victoria.

En Barcelona EBECA promocionó una proyección del documental en el que participaron muchas personas que formaban parte de pequeños grupos de consumo de barrio con gran curiosidad por conocer el proyecto de Food Coop. ¿Crees que el hecho de que una cooperativa tenga 17.000 socios en lugar de 100 hace necesariamente que la relación entre las personas que trabajan sean más impersonal?

En los proyectos grandes es normal no conocer a todas las personas. Sin embargo, es posible crear en él nuevas relaciones y ampliar nuestra red de conocidos si uno lo desea. El hecho de compartir un objetivo común lo facilita mucho. Sin embargo, cada persona decide cómo quiere vivir el proyecto, en función de su carácter, disponibilidad de tiempo o de sus prioridades. Pero sí es posible formar parte del proyecto y tener una experiencia social de proximidad, incluso dentro de una dimensión que abarca miles de socios.

Otra pregunta que suscita la proyección del documental es si un supermercado de estas características puede afectar negativamente al pequeño comercio de barrio. ¿Qué les dirías?

En el caso de la Food Coop de Brooklyn fue todo lo contrario. Alrededor de la cooperativa nacieron muchísimos negocios locales, como restaurantes, bares etc. Normalmente, la actividad del barrio se enriquece cuando llega un proyecto de estas características. Por lo que respecta al pequeño comercio de comida biológica, pienso que puede continuar teniendo su lugar y su público. No todo el mundo está dispuesto a dar su tiempo a cambio de obtener comida con un descuento, o no está interesado en formar parte de un proyecto cooperativo, por el motivo que sea.

¿Cuál crees que es el secreto del éxito del proyecto Food Coop y en qué se diferencia de otros proyectos con intención de transformación social?

Para mí uno de los mayores secretos de Food Coop es que cubre una necesidad muy básica. Por ello su eslogan es «buena comida a buen precio». Es un proyecto que no pretende adoctrinar personas con un modo de ver el mundo, sino que es pragmático y directo, y ofrece un resultado visible e inmediato. Lo cual no quiere decir que no tenga su mirada puesta en el medio ambiente, pero su labor se realiza en un modo en que uno no siente la presión de tener que responder a un único modelo de persona y de consumidor.

Un supermercado cooperativo tendría que ser como una biblioteca pública, en el que no sólo se hayan libros de grandes escritores. De ese modo sólo los lectores de esos escritores se sentirían interesados a asistir. Lo que une a los socios es el amor a la lectura, al margen de lo que se se lea, del mismo modo que en un supermercado cooperativo es el amor a la comida lo que une a los socios. Lo importante es que las personas puedan asistir, compartir lo que tienen en común, y si es posible, incluso debatir juntos.

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