Cómo cultivar la mentalidad y comenzar a caminar hacia una vida más plena. Entrevista a Aldo Barragán, coach y terapeuta Gestalt.

Cómo cultivar la mentalidad y comenzar a caminar hacia una vida más plena. Entrevista a Aldo Barragán, coach y terapeuta Gestalt.

Hace un tiempo os traje una entrevista a Aldo Barragán, Terapeuta gestalt, Coach y profesor de yoga y meditación y Fundador del Espacio Impulso, en la que nos compartió muchísimos recursos para sustituir viejos patrones y crear nuevos hábitos y propósitos cuando nos encontramos en un cambio de etapa o de ciclo como podría ser un fin de año.

En esta ocasión vuelve a pasarse por Ebeca para compartir con vosotros reflexiones sobre la importancia de cultivar la mentalidad, a través del autoconocimiento e identificación de los enemigos internos que nos impiden avanzar.

Y es que, para poder ser creativos, en ocasiones, los primeros obstáculos que tenemos que afrontar están en nuestro interior. Ser conscientes de los diálogos internos y prejuicios que nos impiden avanzar, nos ayudará a despegar y avanzar de verdad hacia una vida más plena.

Os lo cuenta en esta entrevista. ¡Que la disfrutéis!

Comenzamos por la base… ¿Qué nos mueve a los seres humanos?

La búsqueda de la felicidad. Cada uno la define a su manera pero todos la queremos y la vinculamos a algo. Ese algo puede ser inmaterial -como aprendizajes, tiempo libre, libertad o consciencia – o algo material -como viajes, recursos, compañía, propiedades y objetos.

Entonces, vivir es sinónimo de desear. La felicidad nos moviliza y nos pone en acción.

Sí. Pero mientras buscamos la felicidad tenemos también que gestionar nuestra supervivencia, las obligaciones de la vida, la interacciones con los demás que a veces son complicadas, los imprevistos que surgen y las cosas que suceden en contra -o no- de nuestra voluntad. Esas cosas también nos movilizan.

¿Nos prepararon en la escuela para eso? ¿Cuál fue tu vivencia?

Nos enseñaron muchas cosas pero nada sobre auto-observación, inteligencia emocional, propósito de vida, resiliencia, consciencia o mentalidad pro-activa. Al menos no de manera directa. Eso sí, mientras crecíamos hemos escuchado hasta la saciedad frases como “tú puedes”, “quien persevera logra”, “hay que pensar en positivo”: frases bonitas pero insuficientes.

Son insuficientes ya que nos dicen una verdad pero no nos enseñan la forma de aplicarla. ¿En qué me baso para confiar en que “yo puedo”? ¿Cómo exactamente tengo que perseverar para lograr lo que quiero? ¿Cómo logro pensar auténticamente en positivo sin caer en el auto-engaño?

De alguna forma, en la escuela ha habido una falta de información (y de formación), lo cual nos deja mal preparados ante la vida.

Lo mejor para los niños es darles habilidades para ser plenos y vivir con consciencia, en vez de darles tantos datos.

Totalmente cierto. Aunque en algunas escuelas por fortuna se están comenzando a trabajar estos temas, en otras lo que se les enseña, a veces, es insuficiente.

Imagina que quieres hacer una excursión de varios días por las montañas para llegar a un lugar que te han dicho que es hermoso. Preparas todo lo necesario, mochila, mapa y comida. Tras varias horas de conducir tu coche llegas al lugar donde comienza la excursión. Abres el mapa y las instrucciones, para darte cuenta, en ese momento, que están incompletas. Al mapa le faltan trozos y las instrucciones están entrecortadas.

Pues algo así nos sucede cuando nos movilizamos para ser felices. Nos faltan habilidades vinculadas al auto-conocimiento, la resiliencia o el crecimiento personal, entre otras cosas. Sin ellas, es difícil superar los obstáculos externos y los internos.

¿Cuánta gente conoces que quiere hacer algo pero no se pone en marcha? ¿Cuántos empiezan a hacerlo pero más tarde lo dejan a medias?

Los obstáculos y el boicot abundan.

Si. Los obstáculos nos dificultan llegar a ese sitio en las montañas, nos complican movilizarnos y avanzar en busca de nuestro bienestar.

Hay obstáculos externos e internos. Los más difíciles de superar son, sin duda alguna, los internos: lo que yo llamo los “enemigos internos”.

Por si no fuese ya complejo querer ser felices a pesar de las obligaciones, las presiones externas, los imprevistos y adversidades -sin estar bien preparados para todo ello-, además tenemos que superar esos enemigos internos.

Pero lo curioso de todo esto es que el problema NO son los obstáculos en sí. Ellos muchas veces se pueden superar. El problema vuelve a ser la falta de habilidades, de una visión adecuada con conocimientos resolutivos. Sin ellos, es cuando los obstáculos logran boicotearnos.

¿Como son esos enemigos internos?

Los enemigos internos son cualquier aspecto que nos obstaculiza, nos ponen una venda en los ojos o nos complican el camino a recorrer. Yo los resumo en 3 grupos:

Las excusas y resistencias. Implican aquello que nos decimos para no ponernos en marcha, para postergar, para no afrontar el esfuerzo, las incomodidades, los riesgos o dificultades que imaginamos asociadas a nuestros objetivos.

Otro tipo de enemigos a superar son las creencias y sentimientos limitantes. Piensa en aquellos pensamientos y emociones que en lugar de empujarte a cumplir tu sueño, te cierran posibilidades, te dicen de antemano que no es posible, que es muy difícil o incluso que en el fondo no lo mereces. Es importante saber cómo identificar esas creencias para poder actuar a pesar de su fuerza paralizante.

Por último, están los patrones de conducta: características que funcionan de manera constante y automática en nosotros, y cuyos resultados nos dificultan avanzar. Por ponerte unos ejemplos: el estar acostumbrados a improvisar sin organización previa; el ser muy mentales y de poco pasar a la acción; el huir de la frustración a la primera dificultad que surge o el tener dificultades para trabajar en equipo, son todos patrones de conducta que van más allá de nuestros objetivos, pero que los afectan negativamente.

En tu libro “Despega” nos hablas de desarrollar la actitud adecuada, ¿cómo podrías definirla? ¿Es lo mismo actitud que mentalidad?

La actitud es más amplia. Se manifiesta en varios frentes: uno de ellos es la mentalidad. Aunque también se manifiesta en las emociones, la inteligencia social o el lenguaje corporal.

La actitud es vital pues hay tres grandes propulsores que te pueden ayudar a movilizarte para hacer y lograr. Uno de ellos es precisamente la actitud.

Una actitud adecuada incluye determinación para lograr lo que quieres junto a flexibilidad para ajustarte al cambio y autoestima para sentirte merecedor, queriéndote a lo largo del camino. La mezcla de estos tres ingredientes (que no ha de ser perfecta) te permite a avanzar a pesar de las dificultades que surjan.

¿Y los otros propulsores?

El segundo es saber enfocar bien tu poder y tus acciones en lugar de desperdigarlos en cosas que solo te roban tiempo o que no te acercan a los resultados deseados. Si no logras distinguir donde sí y donde no dirigir tu tiempo, energía y acciones, muy posiblemente los desperdicies sin darte cuenta. Es algo que veo con frecuencia en mi trabajo.

Otro propulsor tiene que ver con sacar provecho de todas las habilidades y recursos que ya hay en ti. Por absurdo que parezca, en ocasiones dichos recursos los tenemos arrinconados en el cajón del olvido, sin darles el valor que tienen, sin usarlos. Solo cuando los usas, tu empoderamiento y confianza se ven multiplicados.

¿La confianza y la conciencia son importantes?

Desde luego que si: la confianza es algo de valor incalculable. Nos empuja a superar los obstáculos. Incluso cuando no sabemos cómo vamos a hacer para superarlos, puede haber confianza. Uno puede estar perdido en la montaña, sin un mapa ni instrucciones, y caer en la desesperanza, mientras que otra persona en la misma situación puede confiar en que saldrá bien de ahí.

La conciencia es un tema apasionante, pues empieza en el individuo, en sus decisiones particulares, en su forma de pensar y de actuar, pero luego acaba afectando al grupo y viceversa. Todos somos responsables de nuestra conciencia individual y colectiva.

Estamos en una época en que la ciencia avanza a pasos agigantados. Pero eso no nos hará plenos ni nos hará sanamente felices por arte de magia. El desarrollo científico-tecnológico debe ir acompañado del desarrollo de la conciencia, de la responsabilidad personal y del auto-conocimiento.

Afortunadamente hace ya algunos años se puede aprender todo esto. Claro, no se aprende de la noche a la mañana, pero sí se aprende.

¿Podemos adquirir estos aprendizajes a través del coaching? ¿Cómo lo definirías?

El coaching pone especial atención en enriquecer nuestra mentalidad, en reconocer los propulsores que antes mencionaba y en usarlos, así como con quitarle fuerza a los enemigos internos.

Además, nos propone tener una visión clara de una cierta hoja de ruta metodológica, flexible, que se puede adaptar a cualquier meta que tengamos, ya que al final no solo se trata de ponernos a trabajar con la mentalidad correcta pero de cualquier manera, hay que movilizarnos con acierto dentro de un orden coherente.

El coaching materializa este proceso de aprendizaje por medio de sesiones individuales, en las cuales se acompaña a la persona para que vaya avanzando hacia sus objetivos, desde su definición clara, hasta su culminación, pasando por las fases intermedias que evitan que se desvíe del camino por los obstáculos.

Hablanos del libro en el que has trabajado todos estos temas.

Si, un libro que enseña las claves de cómo pensar y movilizarte con el mayor acierto posible, al mismo tiempo que enriquece el auto-conocimiento. Abarca los temas que hemos mencionado aquí y más. Está hecho como un libro y como un cuaderno de ejercicios para facilitar la reflexión personal.

Se llama “Despega: mentalidad y pasos clave para lograr tus objetivos”.

Está disponible aquí.

Muchas gracias Aldo por todas estas reflexiones que compartes. Tu trabajo está completamente alineado con el concepto de creatividad holística que defiendo desde aquí, desde Ebeca, a partir del cual difundo herramientas para la creatividad de grandes y pequeños aplicables no sólo a lo artístico, sino a la vida en general.

En la vida es posible seguir aprendiendo si nos ponemos en juego, si cambiamos la mirada y aceptamos que podemos adquirir nuevas herramientas, sin importar la edad que tengamos, y si superamos las creencias limitantes que nos impiden incorporar nuevos modos de actuar y de pensar.



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