05 Ene Pequeño recorrido por la historia de los Reyes Magos a través del Arte
En los días previos a celebración de la Epifanía se suele hablar mucho de todo lo relacionado con los que hoy en día se han convertido en los principales protagonistas de las fiestas navideñas: los niños. Las conversaciones giran en torno a cómo celebrar la festividad con ellos, qué regalarles, qué contarles y qué no contarles de esta festividad cuando crecen, etc.
Hoy he sentido curiosidad por conocer algo más acerca de los motivos de una tradición fuertemente arraigada en tierras españolas y latinoamericanas, la de la celebración el 6 de enero en relación con los Reyes Magos. ¿Quienes fueron? ¿Existieron realmente? ¿Cómo han sido representados en la Historia del Arte?
Detalle del Altar de Mosoll en Seu d’Urgell. Foto MNAC
Investigando sobre el tema, he encontrado innumerables representaciones en cuadros, mosaicos y otras obras religiosas como relicarios. Como podréis ver en algunas de las imágenes que compartiré en este post, no siempre veremos los Reyes representados del mismo modo. Veremos como no sólo puede cambiar la indumentaria, sino incluso la cantidad de ellos, su raza o edad.
«Los tres Reyes Magos» (1451). Rogier Van der Weyden. Alte Pinakothek
La tradición cristiana llama a los Reyes Magos de Oriente a los «magos» que llegaron a honrar el nacimiento en Belén de Jesús de Nazaret, tras seguir una estrella. Sin embargo, de todos los evangelios del Nuevo Testamento de la Biblia solamente en el Evangelio de San Mateo se hace mención a su existencia, aunque sin especificar que fueran reyes ni que fueran tres. Se cuenta que buscaban al «rey de los judíos que ha nacido», para ofrecerles oro, incienso y mirra.
«Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?» (Mateo 2,1-2).
«Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra». (Mateo 2:11).
Con el oro se le reconocia como Rey, con el incienso como Dios, y con la mirra, la cual se utilizaba para embalsamar cadáveres, se reconocía su misión en la Tierra, y se anticipaba la que sería su muerte. Curiosamente, en el Evangelio de San Juan se relata como Nicodemo utilizó mirra para untar el cuerpo sin vida de Jesús. La tradición de traer regalos a los niños es noche nace del gesto de estos tres Reyes con el niño Jesús.
En la palabra «mago» encontramos una primera pista que arroja un poco de luz al misterio de su identidad, pues proviene del persa «ma-gu-u-sha», que significa sacerdote. En término griego que llegó fuecomo «magós» (plural), y hacía referencia a una casta de sacerdotes u «hombres sabios» astrónomos de origen persa o babilonio que anhelaban encontrar a Dios a través del estudio de las estrellas, combinando los conocimientos de ciencia con los de las escrituras. No comenzarán a ser llamados reyes por fuentes no bíblicas alrededor del año 200 D.C., tal vez bajo la influencia de una profecía en el Salmo 72:11 dijera: «Todos los reyes se postrarán delante de él; Todas las naciones le servirán».
Mosaico de Ravenna, siglo VI
En el mosaico de San Apollinaire Nuovo (Ravenna) del siglo VI aparece por primera vez el nombre de los reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar. En él puede verse a los tres magos vestidos con traje, túnica y gorro persa, en una imagen en la que la Virgen está sentada en un trono con el Niño Jesús en su rodilla izquierda. Los Reyes son de la misma raza, y representan tres edades distintas del hombre. Fue en el siglo XV cuando un monje benedictino llamado Beda comenzó a describirlos tal y como los conocemos hoy en día. A partir de ese momento Melchor, el rey con cabellos blancos, representará a los europeos, Gaspar, en Rey más joven y rubio, a los asiáticos, y Baltasar, el rey de color, a los africanos.
«La adoración de los Magos» (1479-80). Hans Memling. Museo del Prado.
En la Catedral de Colonia se encuentran los supuestos restos de los Reyes, conservados en el que se considera el relicario más grande del mundo occidental, situado en el altar mayor. La Catedral de Colonia fue construida en 1248 para albergar estas reliquias.
Relicario en la Catedral de Colonia
Casualmente o no, después de haber conocido un poco más la historia de estos personajes tan emblemáticos de la tradición cristiana, mientras andaba por las calles del barrio de Park Slope de Brooklyn, he encontrado un libro infantil abandonado en buenas condiciones. Se trata de «The Christmas Star» de Marcus Pfister, editado por primera vez en 1993, y tiene dentro una dedicatoria a una niña que se puede leer con absoluta claridad, y que a fecha de hoy se habrá convertido en una chica.
El libro de Pfister es de pequeño formato y texto más bien breve, con delicados dibujos acuarelados no demasiado descriptivos que mantienen vivo el misterio del nacimiento de Jesús, en cuya franja superior aparecen unas estrellas coloreadas con un tipo de pintura plateada que caracterizó otro famoso libro del autor llamado «The rainbow fish».
«The Christmas Star» me ha parecido un bonito intento de transmitir algo del sentido que envuelve la magia del día del nacimiento de Jesús, en el que la Paz y el Amor unía a personas de distintos lugares, y condiciones sociales, como pastores y reyes. Seguramente habrán muchos más libros e historias interesantes sobre los Reyes Magos para leer a los niños, pero lo que mi me ha transmitido «The Christmas Star» es el mensaje de que a quien le guste celebrar esta festividad puede redescubrir algo de su significado y a su vez transmitir a los niños un sentido no materialista de la celebración.
Tal vez hay quien deseará desligar la festividad de la celebración cristiana, y jugar a ser magos por un día con los niños, haciéndoles vivir la ilusión de la espera y la maravilla de ver cumplidos sus propios deseos.
Sea como sea, es interesante construir las propias costumbres y tradiciones con un sentido, y para ello es necesario profundizar un poco en su origen para intentar reconocer cuánto de ellas aún resuena en nosotros para mantenerlo y poder construir nuestra propia versión.
En la sociedad en la que vivimos, bombardeados de mensajes que invitan a consumir cosas que no necesitamos, en ocasiones incluso dirigidos a los propios niños, hoy es más necesario que nunca tomar las riendas de nuestra vida y dejar entrar en nuestras casas solamente aquello en lo que creamos de verdad, y mantener la esencialidad de las celebraciones.
Los niños captarán la autenticidad de lo que hayamos elegido como tradición y muy probablemente, cuando llegue el momento en el que descubran los medios a través de los cuales los regalos llegan a las casas el día 6 de enero, se sentirán igualmente afortunados por haber formado parte de algo lleno de significado. Tal vez la niña que poseía el libro de Marcus Pfister que encontrado en las calles de Brooklyn tuvo la suerte de ser uno de ellos y conserva en ella la Magia de la celebración de los Reyes.
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SOBRE LA AUTORA
Maria Folch. Artista, educadora artística, asesora formada en Crianza Positiva y Pedagogía Waldorf. Vive y trabaja en Reggio Emilia, Italia. Realiza formaciones y asesoramientos a personas individuales, familias o escuelas en las que une recursos creativos en versión sostenible, artísticos y de crecimiento personal. Divulgadora a través de este blog www.ebeca.org
Contacto: maria@mariafolch.com
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