01 Dic El pastel de cumpleaños azul y Picasso
Hoy hace un día limpio y soleado en Barcelona, por lo que decido disfrutar de un paseo por el precioso parque de la Ciutadella, aprovechando la pausa que suelo hacer durante las horas centrales del dia. Necesito ver el sol, sentirlo en mi cara. Me ayuda a vaciar mis pensamientos y a recargarme de energía. Adoro sentarme en un banco sin tener que mirar el reloj, simplemente viendo la vida pasar. Aprovecho también para comerme mis crêpes reciclados con verduras que me preparé la noche anterior.
De repente, una madre y la que parece ser su hija, de unos 4 años, se sientan cerca de mí. Dejan sus cosas en un banco, y juegan juntas a pelota, hasta que la niña le pide a su madre que saque algo de su bolsa. -Mamá, dame el pastel de cumpleaños. La madre le entrega, con aire divertido, una especie de magdalena rígida de color azul oscuro con purpurina. Me ha parecido que estaba hecha con pasta de sal. La niña se divierte colocando su «pastel» en unos platitos diminutos con los que juega con la madre a celebrar un cumpleaños. ¡La verdad es que es la primera vez que veo un pastel de cumpleaños, con guinda y todo, completamente azul! Realmente el mundo de los niños está fuera de la lógica adulta. No habían invitados, ni velas, ni ninguna celebración. La niña muy probablemente estaba tomando inspiración en sus experiencias vividas, de las que estaría aprendiendo, entre otras cosas, las costumbres sociales de nuestro mundo.
¿Porqué es azul el pastel de cumpleaños? ¿Qué lógica tiene en la mente de un niño la elección de ese color? ¿Hay que preocuparse porque un niño desee pintar un pastel de cumpleaños de un color tan fúnebre como un azul oscuro? Mi sensación es que ha sido una elección totalmente casual y que lo importante, lo esencial, es la función que el pastel tiene lugar en el juego de la niña, en su aquí y ahora. En un niño sano, no creo que sea necesario analizar demasiado sus elecciones estéticas. También puedo imaginar que para algunos adultos debe ser difícil comprender cómo juegan y se expresan los niños en las distintas edades y que por ello, es posible que se hagan interpretaciones erróneas de procesos que son naturales. Se me ocurre que alguien podría preocuparse porque prefiriera pintar el pastel de un color oscuro a hacerlo de colores arco iris.
Mientras dejo mis pensamientos a un lado y una vez terminada mi comida y mi pausa, me acuerdo de que me habían aconsejado visitar el Museo Picasso de Barcelona. Consigo entrar después de hacer un buen rato de cola junto a los muchísimos turistas que se agolpan en el exterior. Una vez dentro, me siento feliz de haber resistido. ¡Merecía la pena la espera! El inicio del Museo está lleno de dibujos y cuadros de infancia y juventud. Sin embargo, una de las salas que me llama más la atención es aquella en la que descubro varias piezas de las que se conocen como su «Serie Azul».
El azul de Picasso lo cubre todo, como si de un manto se tratara, creando una atmósfera única e inquietante. Mientras me interrogaba a mí misma acerca del motivo por el que Picasso debió elegir ese cromatismo para sus cuadros, veo llegar un pequeño grupo de personas con un guía. Pregunto al chico si me puedo añadir al grupo para escuchar la explicación, y me invita a seguirles sin ningún problema. Tengo la esperanza de arrojar un poco de luz sobre el misterio de las pinturas azules de Picasso, pintadas entre 1901 y 1904.
El momento vital de la Serie Azul de Picasso coincide con un momento de gran tristeza y dolor en la biografia del artista. Su gran amigo Carlos Casagemas se suicida por un desengaño amoroso y Picasso queda desolado por la pérdida. Durante ese período elige como protagonistas de sus cuadros a los seres más vulnerables de la sociedad, como, mendigos o ciegos que viven en la más absoluta miseria. La paleta se ve reducida a tonos grises y azulados, en algunos casos incluso adoptando una total monocromía en azul. Las figuras se estilizan y se alargan y en muchos casos se presentan en escenarios vacíos, sin referentes externos, en los que una atmósfera de soledad y desesperación les envuelve.
Aunque Picasso dijo que «Pintar es como escribir páginas de un diario», lo cierto es que aún hay muchas preguntas abiertas acerca de esta serie de cuadros. Si nos centramos en su biografia, parece una realidad el que Picasso estuviera afectado por la muerte de su amigo, y que además atravesara un momento de dificultad económica. Sin embargo, no se sabe si sus límites económicos le llevaron a priorizar en algún momento un solo color en sus cuadros. El guía insistía en que no podemos saber con absoluta certeza qué quería expresar con esas pinturas, y recordaba que en ellas era igualmente importante el proceso de experimentación estilística, por lo que era mejor alejarse de un significado único y cerrado.
Nuevas investigaciones realizadas con infrarojos y rayos X han demostrado que debajo de algunas de la obras del Periodo Azul se encuentran otros dibujos y pinturas, relacionados o no con la pintura definitiva. En un Seminario que tuvo lugar en 2015 en el Museo Picasso pudieron verse las pinturas subyacentes encontradas debajo de obras como «Terrados de Barcelona» (1903), «Tragedia», (1903), «La planchadora»(1904) o «La habitación azul» (1901). Se planteaba en ese seminario la tesis de que Picasso no reciclara las telas solamente por una cuestión económica, sino que lo hiciera como proceso pictórico elegido conscientemente, en el cual aprovechaba imágenes propias o de otros como inspiración o base para sus nuevas creaciones.
Termino mi recorrido visitando algunas de las otras salas del Museo Picasso, aunque el impacto que las obras de la Época Azul han dejado en mí es mayor que la del resto de cuadros. ¿Por qué sentimos la necesidad de saber los motivos por los que los artistas pintan sus obras? Estoy segura de que en la Historia del Arte aún quedan secretos relacionados con la creación de muchas obras que nunca serán desvelados.
No es que crea que sea negativo conocer las circunstancias en las que nació una obra, todo lo contrario, es interesantísimo. Pero en el fondo creo que es algo así como una utopía llegar a saber todo de un proceso tan íntimo como el de la creación artística. Me queda muchísimo por investigar acerca de ese proceso y también acerca de los efectos de las obras de arte en el público. ¡Todo llegará!
Volviendo a los cuadros de Picasso, las reflexiones suscitadas por la visita al museo me transportan de nuevo a la experiencia vivida en el parque y al azul del pastel de cumpleaños de la niña. Aunque estoy convencida de que las creaciones de los niños y las creaciones de los artistas forman parte de dos mundos distintos, hay algo en la mirada de quien les observa que en cierto modo los une.
La mirada del observador no forma parte de la creación ni de los niños ni de los artistas, aunque veces trata de participar de ella. En el caso del artista, el observador o interpretador de sus obras no interfiere en su realización, pues cuando llegan a él, ya están terminadas. En cambio, en el caso de los adultos que acompañan a los niños, todo cambia. Los adultos son testigos, en muchos casos, del proceso de realización de los juegos plásticos de los niños y en muchas ocasiones tienden a intervenir de distintos modos: intentando participar de la creación, corrigiendo, poniendo nombre a lo que los niños hacen, sacando conclusiones, o juzgando y valorando el resultado. Y todo ello, en la mayoría de los casos, sin que el niño lo haya pedido.
Después de conocer la historia de los cuadros azules de Picasso, tengo la sensación de cerrar una especie de círculo. Los motivos por los que una niña de 4 años puede elegir un color para sus creaciones tal vez no sean comprensibles para el criterio adulto. ¿Puede un perro ser rojo, una manzana lila, un pastel azul? Para el niño tal vez sí. Tal vez se esté concentrando en la forma. O tal vez el volumen sea algo distinto del color para él. Lo que está claro es que no está queriendo tener un estilo artístico, ni ser original, ni está tratando de gustar, ni obviamente, pasar a la Historia del Arte.
Sin embargo, para un adulto observador, aceptar lo que el niño «crea» sin juzgarlo ni analizarlo, es todo un reto. Tal vez la niña, cuando realizó su pastel, solamente disponía de un color azul, como tal vez Picasso solamente tuvo durante sus años de estrecheces económicas. Ella no tenía, probablemente, ningún motivo emocional por el cual decidió «monocromizar su creación». Ninguna tristeza ni intención de explicar ningún sentimiento estaban interfiriendo en su elección.
Estaba, simplemente, disfrutando del proceso sin importarle el resultado, algo en lo que los niños son expertos. No en vano Picasso dijo «A los doce años pintaba como Rafael, pero necesité toda una vida para hacerlo como un niño».
Links relacionados
• Museu Picasso / Obras destacadas
• Wikipedia / Período azul de Picasso
• Seminari de restauració i conservació: «L’època blava: noves lectures a través de l’estudi tècnic»
• El Blog del Museu Picasso de Barcelona / Viatjant a través del blau: La Vida i Terrats de Barcelona de Picasso a estudi
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Maria Folch. Artista y educadora artística, terapeuta de flores de Bach y Reiki y asesora formada en Crianza Natural y pedagogía Waldorf. Formadora y divulgadora a través de este blog.
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