«The still face»: un experimento sobre la empatía y el apego

«The still face»: un experimento sobre la empatía y el apego

Paseando por el Prospect Park de Brooklyn he comenzado a observar algunas madres interaccionando con sus bebés. Cuando las madres están solas con el bebé, y no están distraídas hablando con otras personas, se crea un diálogo especial entre madre e hijo. Sin ser conscientes del proceso, se evaden del mundo exterior y se concentran sólo en ese precioso instante, creando un mundo que existe sólo en el aquí y el ahora, poblado de sonrisas, abrazos y sonidos ininteligibles. A pesar de haber visto centenares de veces esa escena me sigue apasionando y la contemplo como si fuera la primera vez que se presenta ante mis ojos.

Cuando vuelvo a la Biblioteca Central de Brooklyn, decido buscar alguna información acerca de la relación entre madre y bebé. ¿Qué características tiene esa interacción? ¿Qué efectos sobre el cerebro en formación del bebé?

Navegando por internet, encuentro un interesantísimo video relacionado con este tema. Se trata de un experimento llamado «The still face» (El rostro quieto) realizado por el doctor Edward Tronick, director de desarrollo Infantil en la Universidad de Harvard.  Se trata de un experimento que muestra qué le ocurre a un bebé acostumbrado a recibir una respuesta comunicativa activa de su madre cuando es privado de esa comunicación solamente por unos minutos. ¡Los resultados son sorprendentes!

Para los que no sepan inglés, voy a intentar hacer un resumen en español de lo que el Dr. Tronick relata en el video:

«Los niños así de pequeños son extremamente sensibles a la reactividad y la interacción social  que cogen del mundo que les rodea. Esto es algo que empezamos a estudiar hace 30 o 40 años, cuando la gente pensaba que los niños no se podía conectar socialmente.

En el experimento del «Rostro quieto» la madre se sienta con un niño de aproximadamente un año de edad. Y se comunican, haciéndose cariños mutuamente, El niño señala diferentes cosas en el mundo cuando la madre interacciona con él. Se les ve trabajando en coordinar sus emociones y las intenciones (…). El bebé está acostumbrado a ello.

Y entonces pedimos a la madre que no responda. El bebé enseguida se da cuenta. Y utiliza todas sus habilidades para hacer volver a la madre. Le sonríe y le señala cosas, mirando hacia ellas. El bebé pone ambas manos delante de ella, y se pregunta, qué pasa? Hace un sonido estridente a la madre. Como diciendo, ¡vamos!

Incluso en los dos minutos en los que no está teniendo la reacción normal, reacciona negativamente, se gira, siente el estrés de la situación. Pierde el control debido a lo que está experimentando.

En la vida diaria, pasan cosas y la madre vuelve a interaccionar. Lo difícil sucede cuando no damos oportunidad al niño de volver a lo bueno, no hay reparación y se quedan clavados en lo negativo».

Me parece muy interesante lo que se está contando. No sólo la presencia física es importante durante los primeros años de vida del bebé, sino también la calidad de las interacciones.

Buscando más información acerca de la importancia de cuidar las interacciones con los niños en los primeros años de vida, encuentro una entidad sin ánimo de lucro de California, Help Guide. La definición que ofrecen acerca del apego con el bebé es la siguiente:

«El apego es la relación emocional que se establece entre el bebé y su cuidador principal. Es una relación que garantiza que el bebé se sentirá suficientemente seguro y calmado para conseguir un desarrollo óptimo del sistema nervioso. Esta unión es clave para que desarrolle un sentido saludable de sí mismo y pueda relacionarse de modo amoroso y empático con otros. Gracias a ello se formarán del mejor modo posible las partes del cerebro responsables del desarrollo social y emocional y comunicación. Las bases de su habilidad para conectar con otros de modo saludable tienen su origen en la primera infancia»

Tal vez una de los aspectos que más me sorprenden de toda la definición es la relación entre las primeras relaciones del ser humano y su capacidad futura de relacionarse empática y amorosamente con otros. Parece ser que la formación de las partes del cerebro relacionadas con el desarrollo emocional están en juego durante esos importantísimos primeros años.

Continuando mi investigación, encuentro un proyecto en Los Angeles County, llamado ABC. Se trata de un proyecto que tiene como objetivo el cuidado de la salud mental de los niños hasta los cinco años, poniendo como centro a la familia.

En la web del proyecto se plantea el establecimiento de un apego saludable como un modo de cuidar la salud mental del niño. Se da importancia a la creación de un ambiente estable, a través de rutinas y modos de actuar previsibles.

Los niños que son atendidos emocionalmente por sus padres tendrán más facilidad para ir venciendo sus propios miedos e ir acogiendo lo nuevo en su vida.

Algunas de las propuestas para la construcción del apego saludable que nos plantean son: ser feliz, reir, tener cuidadores estables en casa y fuera de casa y pasar tiempo juntos sin prisas.

En todo momento nos recuerdan que un alto nivel de estrés de los adultos afecta a los niños.

Toda esta información sirve para la madre pero también para los padres. Para terminar esta pequeña reflexión-documentación sobre la construcción del apego, la empatía y la calidad de la interacción humanadecirso que se repitió el experimento de Edward Tronick pero poniendo a padres y bebés como protagonistas en esta ocasión «The ABC Dads California Still Face Experiment«. Fue coordinado por el Doctor Richard Cohen, director del mencionado proyecto ABC.

Es apasionante descubrir que las bases de la empatía, de la comunicación, de la capacidad de conexión de los niños pequeños pueden estar en buena medida en manos de unos padres presentes y amorosos. Y sobretodo que el sistema permite reparaciones, pero a la vez necesita la coherencia de ofrecer los mínimos necesarios para que se pueda desarrollar correctamente. No es necesario se perfecto pero sí ser conscientes de esta responsabilidad. Es posible actúar siguiendo el corazón siempre que se disponga de información actualizada.

¿Te animas a compartir?

Y si quieres profundizar en el tema del desarrollo de la empatía y la comunicación en las diferentes etapas de la infancia, ahora puedes participar en el curso «Crear, jugar, amar», sobre la comunicación en el 0-12.

Toda la información aquí


Links relacionados:
«Still face» de Tronick
«Still face»con ABC Dads California
Proyecto ABC
Proyecto Help Guide

SOBRE LA AUTORA

Maria Folch. Artista, educadora artística, terapeuta de flores de Bach y Reiki, asesora formada en Crianza Positiva y Pedagogía Waldorf. Natural de Barcelona, vive y trabaja en Reggio Emilia, Italia, y ha vivido en NY varios años. Realiza formaciones y asesoramientos a personas individuales, familias o escuelas sobre crianza, creatividad, comunicación positiva y crecimiento personal. Tiene una hija de 12 años que ha crecido en tres paises distintos. Divulgadora a través de este blog www.ebeca.org



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